“Doctor, estoy tomando Homeopatía”. Por qué debo contar a mis médicos que estoy utilizando medicamentos homeopáticos

No tengo datos contrastados pero mi percepción es que esta es una realidad demasiado frecuente. Y digo demasiado frecuente porque, en realidad, no debiera producirse nunca.

Ante estas situaciones yo siempre me pregunto en qué posición se coloca el paciente ante el médico y el médico ante el paciente cuando se relacionan de esta manera.

Yo entiendo perfectamente a mis pacientes cuando me dicen que no piensan contar a su médico que siguen tomando medicamentos homeopáticos ante la última charla que tuvieron al respecto. Entiendo que no es su prioridad convencer a su especialista de que la Homeopatía les está ayudandoprofundamente en su problema de salud. No, su prioridad es curarse y para ello garantizar la mejor atención médica posible y eso pasa, evidentemente, por intentar conservar la mejor relación con todos quienes estemos interviniendo en su tratamiento.

Pero también les digo que a pesar de todo, a pesar de que no es su responsabilidad convencer a ningún médico de las bondades de la Homeopatía, al final quienes salen perdiendo fundamentalmente de este tipo de relaciones son los propios pacientes, ellos mismos. Y a pesar de todo, muchos siguen prefiriendo no contar nada. Triste, muy triste, pero lo entiendo.

Cuando, como médicos, hacemos sentir a nuestro paciente miedo de perder nuestros cuidados si nos cuenta algo que no vaya a estar de acuerdo con nuestro criterio, en qué lugar nos colocamos y en qué lugar dejamos a nuestro semejante. 

Recuerdo como si fuera ayer (y ya han pasado unos años, os lo aseguro), en uno de mis primeros días de clase en la facultad, a un eminente profesor diciéndonos que a él no le preocupaba en absoluto nuestra vida, nuestros problemas y que nos las iba a hacer pasar canutas porque su único objetivo era convertirnos en médicos. Y también recuerdo como me contaba un día un compañero que tuvo un profesor en la facultad que les decía que entre los hombres y Dios estábamos nosotros, los médicos.

Y me diréis, “sí, vale, pero eso son solo anécdotas”. Vale, son solo anécdotas perocuántas asignaturas hay en la carrera que traten sobre la relación médico-paciente, cuánto tiempo dedicamos a reflexionar sobre la dimensión emocional de nuestra relación con los pacientes, quién nos enseña a desarrollar la empatía, la compasión, la escucha, el amor por nuestros pacientes. Y en una medicina hiperespecializada e hipertecnológica es fácil entrar en dinámicas de prepotencia si no se cuida y se cultiva el respeto y el amor por nuestros pacientes.

Yo creo que nosotros los médicos no estamos ahí para juzgar sino para informar, acompañar, comprender, animar, hacer del proceso de enfermedad de cada paciente algo más transitable, más humano. Incluso, ya sería lo más, para intentar ayudarle a comprender el sentido de su enfermedad, que puede aportarle en su vida, en su crecimiento.

Mis pacientes también me dicen muchas veces cosas que van contra mi criterio médico. A veces yo también sugiero cosas que no hacen, consejos que no siguen. A veces creo que no tiene sentido que tomen determinado medicamento para el colesterol, por ejemplo, en su actual situación clínica pero me dicen que les da miedo dejarla porque les han asustado mucho con el tema del colesterol y me parece bien, no pasa nada. No es nada personal, es tan solo lo que cree cada persona que es mejor para su vida.

 Cuando un paciente toma una decisión sobre su salud, es soberanoNuestro deber como médicos es informarle lo mejor que podamos y que nunca, nunca, nunca se sienta solo.

Las personas fumamos, bebemos, comemos peor de lo debiéramos, hacemos poco ejercicio y pesamos más de lo conveniente, vivimos estresados la mayoría de las veces porque no sabemos tomar buenas decisiones. Las personas vivimos como podemos…y los médicos también, no lo olvidemos, porque tan solo somos eso, personas.

Así que, por qué hay que contar a cualquier médico que vaya a tratarnos de todos los tratamientos que estemos siguiendo y medicamentos que estemos tomando:

  • Porque es nuestro derecho

Como pacientes tenemos derecho a tratarnos con las terapéuticas que decidamos tras informarnos y sopesar las posibilidades.

  • Porque nuestro médico no es Dios Padre Todopoderoso ni nada que se le parezca

Nuestro médico no está ahí para juzgar y sentenciar sino para informar y acompañar nuestra decisión.

  • Porque es la manera de garantizar la mejor atención médica

Si cualquiera de las partes que interviene en nuestro tratamiento no está al tanto de alguno de las terapéuticas o medicamentos que estamos tomando no podrá interpretar nuestra evolución de una forma adecuada.

  • Porque la generosidad es una de las cosas más bonitas de esta vida

Cuando compartes con tus médicos cualquier decisión sobre tu salud que haya tenido un impacto positivo en la misma les estás ayudando a crecer y a comprender un poco más esa realidad tan compleja que es la vida. Tú les estás dando la oportunidad de mejorar como médicos, a ellos les toca tener la humildad y la profesionalidad de aceptarla. Sé generoso, comparte tus experiencias.

Hace muy poco un paciente me contaba una conversación que tuvo con su especialista. Es un paciente con un cuadro muy complejo y estaba pasando por un momento delicado. Llevamos varios años ya juntos y en ese momento me pareció muy conveniente comunicarme con su especialista para ver si de esa manera podíamos ayudarle más y mejor. Y cundo el paciente le traslada mi intención de ponernos en contacto su especialista le contesta que “no tiene sentido, él es del Sevilla y yo del Betis, no nos íbamos a entender”. Nos reímos mucho en la consulta el siguiente día que nos vimos y me lo contó porque, la verdad, es que la respuesta fue ocurrente pero lo cierto es que mi colega y yo no hemos llegado a hablar nunca sobre nuestro paciente.

Lo decía también hace poco en Twitter. A las personas parece que nos resulta más fácil levantar muros que construir puentes y es momento de cambiar. Hemos creado entre todos un montón de prejuicios sobre lo que está bien y mal en medicina o, mejor dicho, sobre lo que es la buena y la mala medicina. Pues bien, yo creo que es ya momento de sacudirnos un poco de la cabeza y del corazón todas esas ideas preconcebidas y contaminadas y empezar a hacer algo de una vez; escucharnos, escucharnos sin prejuicios.

Conozco a cientos y cientos de médicos que usan medicamentos homeopáticos por la simple y pura convicción de que eso puede ayudar, y ayuda a sus pacientes. Y lo hacen y lo siguen haciendo, a pesar de lo que tienen que soportar por ello, porque sencillamente sus pacientes mejoran. Y también creo que en muchas ocasiones los médicos homeópatas hemos podido menospreciar la terapia convencional y colocarnos en un lugar de superioridad sin ningún sentido.

Pues a mí la cosa me parece sencilla. Todos los médicos tenemos un fin común, un anhelo que nos une, cuidar de nuestros pacientes. Así que por respeto a ese anhelo y a nuestros pacientes yo propongo:

  • Que los médicos nos escuchemos, que lo único que decimos quienes conocemos y usamos los medicamentos homeopáticos es que son útiles, seguros y eficaces, que hay mucha evidencia científica que ya explica muchas cosas sobre esta terapéutica y, sobre todo, que la evidencia clínica de todos los días es incontestable.
  • Que escuchemos a nuestros pacientes sin paternalismo, sin prepotencia y que sepamos poner sus necesidades y su cuidado por delante de nuestros prejuicios y de nuestro orgullo.

Sé que son palabras un poco duras pero las digo tranquilo porque al primero al que van dirigidas es a mí mismo.

Lo decía Mario Benedetti: “Mi táctica es hablarte y escucharte, construir con palabras un puente indestructible”

Yo creo que podemos hacerlo. ¿Lo intentamos?