¿Qué pasa si alguien conocido dice que se trata con homeopatía? Pues nada, dirán ustedes, a nadie le importa lo que cada uno haga en el ejercicio de sus derechos a tratarse como crea conveniente. O incluso a no tratarse, claro.

Pues no, amigos, están equivocados. Sí que pasa.

Y en este post lo explico.

A nuestra consultas acuden catedráticos, médicos, ingenieros, taxistas, banqueros, policías, pintores, camareros… en fin, todo tipo de profesiones,como es lo normal por otro lado, ya que la salud no entiende de actividades.  Sin embargo, son frecuentes las visitas médicas de personas más o menos conocidas en su campo.

En eso seguimos la tradición desde lo inicios de la homeopatía en que personajes públicos con ascendente social se trataban con homeopatía.

Figuras como Gandhi, gran defensor de esta terapia, Paganini, Beethoven, Harriet Beecher Stowe, William James, Goethe, John D. Rockefeller, Mark Twain y un largo etcétera. Nombres de indudable talla intelectual y artística que contradice ese supuesto tan ingenuo que dice que a la homeopatía solo acude gente de poca cultura a la que sería fácil convencer. Y eso, a pesar de que todas las encuestas muestran una vez sí y otra también que la gente que sigue confiando en la homeopatía, a pesar de esta campaña tan taimada de la que quizá algún día conozcamos más sus alcahuetes, es mayoritariamente educada y de estudios superiores.

Y, desconcertados por el dato ¿a qué ocurrencia acuden entonces? Sí, a que hay mucho por hacer para educar a la gente y que ninguno estamos libres de caer en la malévolas redes homeopáticas. Jaja. Si no fuera tan pueril hasta sería gracioso y todo.

¿Cómo puede ser que personas con ese nivel de estudios se traten y defiendan públicamente la homeopatía? Dejemos que esa duda corroa, aunque sea un poquito, a esos pseudoescépticos militantes que dedican su tiempo libre, tal como ellos mismos dicen, benditos ellos, a obcecarse contra uno de los aspectos de la homeopatía, las diluciones, porque del resto lamentablemente lo desconocen casi todoUn poco triste dedicar tu tiempo libre a eso, pero oyes que cada uno tiene derecho a amargarse la vida como quiera, faltaría más.

Esto me recuerda el libro del gran Paul Watzlawick “El arte de amargarse la vida” (no confundir con otros similares) que recomiendo encarecidamente. Y es que para amargarse la vida todos estamos capacitados pero hacerlo bien requiere de un talento especial que no está al alcance de todos. Bueno, que no se pierdan el libro, vaya.

Y yo sigo que el que me estoy perdiendo soy yo.

Vale, a lo que íbamos. Que mas allá de figuras históricas también hay mucha gente de ahora, que podríamos llamar “famosa”, usuaria de medicamentos homeopáticos. Y en este “famosa” cabe de todo y, como digo, es bastante frecuente en nuestras consultas. Sin embargo solo un porcentaje mas bien pequeño lo reconoce abiertamente (como los políticos, que también frecuentan nuestras consultas). Y yo estoy de acuerdo con ello. ¿Por qué tendrían que hacerlo? (en condiciones normales, me refiero)

Claro, si eres la Familia Real Británica, con homeópata personal desde hace varias generaciones, lo que puedan decir de ello te importa poco. El Dr. Peter Fisher, al que todos echamos en falta, era el médico de cámara en la actualidad de sus majestades hasta su repentino accidente mortal. Pero seguro que también a Tina Turner, Yehudi Menuhin (fallecido), la madre Teresa de Calcuta (fallecida), Michael Caine, Paul Mc Cartney,  David Beckham, Catherine Zeta Jones, Orlando Bloom, Priscilla Presley, Cher, etc. les es bastante igual lo que digan el grupito de aguerridos pseudoescépticos internacionales. Creo yo que a todos ellos les resbala bastante. Seguro que ni se enteran, vaya. Y es hasta gracioso comprobar como aquél que era buen actor o futbolista deja de serlo de golpe a sus ojos pseudoescépticos: y es que ¡qué malo que es el odio, amigos!

Pero si eres un famoso más “normal” puedes hacer dos cosas respecto a la homeopatía: decirlo o callarte. Más de uno, dado el cariz que están tomando los acontecimientos en esta campaña infame contra todo lo que se salga de lo científicamente cuadriculado, ha pensado que esto va más allá de tal o cual  terapia y, siendo ya un problema de derechos y libertades ciudadanos, va y lo suelta con alegría torera pero otros, no exentos de una cierta ingenuidad, ignoran lo que se les va a caer encima.

¿Y qué es eso que les puede caer? 

Pues estos días, una vez más, hemos tenido la respuesta.

La periodista Bea Talegón hizo un tuit en el que, simple y casi casualmente, hablaba bien de un tratamiento homeopático. Uf, ¡menuda la hizo!. De repente, como suele pasar en este ambiente tabernario tuitero las fieras se abalanzaron sobre ella. Y no discrepando educadamente, que puede ser normal y hasta higiénico, sino insultando, ofendiendo y presionando. También hubo aplausos y gente felicitándola, todo hay que decirlo, pero el grupo pseusoescéptico tiene las máquinas informáticas perfectamente engrasadas y allí se lanzan como buitres, como suelen hacer habitualmente, porque no admiten la discrepancia sino solo sus presupuestos religiosos.

SI PIENSAN EN LLEGAR A SER A SER FAMOSOS, O SI YA LO SON, Y UTILIZAN HOMEOPATÍA U OTRAS TERAPIAS COMPLEMENTARIAS, ANTES DE HACERLO PÚBLICO SEAN CONSCIENTES DE LO QUE SE LES PUEDE VENIR ENCIMA

Y digo bien religiosos (sé que eso les duele porque además van de ateos) porque la Nueva Inquisición hoy día no es la religión sino la ciencia, perdón, el cientifismo, que es muy distinto, el dogmatismo ortodoxo que no permite ningún desacuerdo.

Total, que nuestro agradecimiento a Bea que ha seguido mostrando una  valentía fuera de toda duda.

Hace no mucho pasó algo parecido con Rosa Montero por una alusión indirecta a la homeopatía o Carles Francino que comentó que “no se debían mezclar cosas y que la homeopatía era algo serio”. Al día siguiente rectificó, ya sea por él mismo, por presiones o por lo que fuera. Por cierto, rectificación equivocada porque vino a decir que la OMS no apoya estas terapias cuando es precisamente lo contrario, sí que las apoya.

Así que ya saben… Si piensan en llegar a ser a ser famosos, o si ya lo son, y utilizan homeopatía u otras terapias complementarias, antes de hacerlo público sean conscientes de lo que se les puede venir encima.

A menos que pasen olímpicamente, que le pongan mucho humor y sean como el gran Javier Cansado, claro.